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martes, 21 de septiembre de 2021

Louis Pasteur

«Sorprendernos por algo es el primer paso de la mente hacia el descubrimiento»

Hipócrates

«Son las fuerzas naturales que se encuentran dentro de nosotros las que verdaderamente curan las enfermedades». 



El caso de los árboles asesinos

Las plantas son la base de la pirámide alimentaria mundial, y de ellas depende toda la vida en el planeta. Hasta ahora, hemos visto a las plantas como organismos simples y sin sistema nervioso, a los cuales podemos podar, romper o comer sin demasiados escrúpulos, pero... ¿qué sucedería si las plantas pasaran al ataque? Que se lo pregunten a los más de 3 000 antílopes que murieron en Sudáfrica a finales de los años ochenta. Por entonces, un gran número de cotos de caza dedicados a la reproducción en semilibertad de especies cinegéticas sudafricanas, empezaron a detectar muertes inexplicables de kudús, uno de los grandes antílopes de aquellas tierras. Los kudús morían a centenares sin motivo aparente. Incluso se hicieron autopsias de animales fallecidos que no dieron ningún fruto, por lo que los granjeros decidieron contactar con la Universidad de Pretoria para que investigaran el asunto, ya que el kudú era una de las especies más solicitadas para su caza. 

Tras unos primeros estudios, los análisis efectuados en los hígados de los kudús muertos detectaron una concentración de taninos que llegaba a ser cuatro veces más alta de lo normal. Los animales estaban muriendo intoxicados por la gran cantidad de taninos que ingerían.

Una medicina llamada suciedad

Cuando vemos a un crío sucio hasta las cejas, resulta normal que sus padres se tiren de los pelos ante el espectáculo. El niño llegará a casa con una sonrisa de oreja a oreja, pero a los padres les dará un auténtico patatús. Sin embargo, esta acción, que pudiera ser una fuente de infecciones para los pequeños, según los científicos no solo no sería mala, sino que –aunque parezca un contrasentido– sería incluso necesaria.

Llama la atención la gran cantidad de casos graves de alergia que, durante los últimos años, viene afectando tanto a niños como a adultos. ¿Qué está pasando aquí? La contaminación ambiental, los productos químicos que absorbemos por una u otra vía, en definitiva, la falta de condiciones salubres, parecen ser la respuesta, pero los investigadores piensan diferente y se han focalizado, justamente, en nuestros hábitos de higiene, especialmente en los niños. Nos duchamos cada día, nos lavamos las manos continuamente, lavamos la ropa varias veces por semana, fregamos el suelo con asiduidad, etc. Todo ello con el fin de evitar las enfermedades. La higiene personal, por tanto, la hemos llevado al extremo y, si bien es necesaria una cierta higiene, resulta que estamos limpiando demasiado, hasta el punto de llegar a afectar a nuestro propio sistema inmunitario. 

viernes, 17 de septiembre de 2021

El no tan inútil apéndice humano

En el proceso de evolución de las especies, las necesidades de adaptación a nuevos hábitats y a nuevas formas de alimentación y supervivencia han hecho que los organismos se transformen continuamente. Esto, en muchos casos, ha significado que órganos obsoletos convivan con los funcionales, en lo que se ha dado en llamar «órganos vestigiales». En el caso del ser humano, el más conocido es el apéndice, que parece no tener un uso definido. No obstante, los científicos parecen haber encontrado su función real: una función de supervivencia sin la cual el ser humano no se hubiera podido expandir como lo ha hecho.

¿Le apetece una hamburguesa de mosquitos?

Una de las recomendaciones más polémicas que ha hecho la ONU ha sido la de utilizar los insectos más activamente en la alimentación humana, provocando la reacción más airada de quien, acostumbrado a pollo asado y macarrones, ve en los insectos simplemente una molestia. 

Es muy posible que prefieras una pata de cordero que una pata de saltamontes, o unas alitas de pollo a unas alitas de mosca, pero el mundo, si algo tiene, es que es diverso y no todo el mundo piensa igual. O al menos eso piensan algunas poblaciones humanas donde su tradición les dicta una forma muy peculiar de seguir las recomendaciones de la ONU: las hamburguesas de mosquito. 

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Situs inversus, el cuerpo al revés

Aunque no podamos vernos el interior de nuestro cuerpo, ya sea porque nos duele, porque nos lo han enseñado o simplemente por instinto, sabemos por dónde anda cada órgano dentro de nuestra cavidad torácica. El corazón se encuentra en la parte izquierda, el hígado a la derecha y el estómago a la izquierda. Sin embargo, esto que pudiera parecer una regla universal, no lo es tanto, ya que hay gente que, aunque parezca increíble, lo tiene todo al revés. Se trata del síndrome del situs inversus. El ser humano y, como él el resto de animales, para poder aprovechar al máximo el espacio que tenemos en el tórax, alojamos toda la maquinaria del organismo de una forma predeterminada que se ha demostrado como la más eficaz durante la evolución. En el caso de las personas, esta disposición –llamada situs solitus– es la que conocemos todos de corazón y estómago a la izquierda y el hígado a la derecha, pero no siempre es así y, en algunos casos, el cuerpo, en el momento de formarse, decide que todo se disponga como si estuviéramos viéndonos en un espejo: todo al revés. 

Cuando alguien padece de situs inversus, lo tiene todo en el plano de simetría opuesto. Es decir, el corazón se encuentra en el lado derecho, el hígado lo tiene en el lado izquierdo y, si la cena le ha sentado mal, el estómago le duele en el lado derecho. En principio, esta disposición no afecta el estado de salud del paciente, por lo que muchas veces no se descubre hasta que se va al médico.